Cada 21 de febrero conmemoramos el Día del Bibliotecario Ecuatoriano, en honor al natalicio de Eugenio Espejo, el primer bibliotecario del país. En 1791, Espejo fue designado director de la primera biblioteca pública de Quito, encargándose de más de 4.000 volúmenes. Pero su labor fue mucho más allá de administrar libros: comprendió que las bibliotecas eran centros de enseñanza e investigación, espacios esenciales para el desarrollo de la sociedad.

Sin embargo, dos siglos después, la profesión que él representó sigue siendo invisibilizada. En una conversación cotidiana, todos saben qué hace un médico, un abogado o un contador. Pero cuando alguien dice «soy bibliotecario», la reacción más común es el desconcierto: ¿qué es eso?, ¿qué hacen?, ¿con qué se come?

El bibliotecario en el siglo XXI: más allá de los libros

El concepto de biblioteca ha evolucionado con el tiempo. Ya no es solo un lugar que alberga libros y bases de datos; se ha transformado en un espacio de encuentro y construcción social, promoviendo la inclusión, el intercambio de conocimientos y la apropiación cultural.

Y en el centro de esta transformación está el bibliotecario. Somos gestores de información y conocimiento, administramos recursos informativos dentro de organizaciones, optimizamos su flujo y facilitamos su análisis y discusión. Pero la sociedad aún nos percibe como simples guardianes del papel impreso.

El usuario es el eje central de nuestro trabajo. Sin usuario, no hay bibliotecario. Pero sin bibliotecario, el usuario se enfrenta solo a un océano de información desordenada. Nuestra labor es organizar, clasificar, interpretar y acercar el conocimiento a quien lo necesita. Somos facilitadores de aprendizaje, impulsores de la investigación y promotores del acceso a la información.

Ser bibliotecaria joven: un camino de lucha

Cuando descubrí la carrera de Bibliotecología, Documentación y Archivo en la Universidad Técnica de Manabí, era un mundo completamente desconocido para mí. Pero alguien supo explicarme su importancia, sus salidas profesionales y su impacto social. Me enamoré de una disciplina que me ha dotado de competencias aplicables en múltiples escenarios, desde la gestión cultural hasta la investigación y los procesos editoriales.

Aun así, ser bibliotecaria joven no ha sido fácil. He experimentado la sorpresa de las personas al mencionar mi profesión, las risas burlonas, las miradas de incredulidad. En un mundo donde las oportunidades laborales para los bibliotecarios son escasas, muchas veces nos exigen experiencia sin darnos la oportunidad de obtenerla.

¿Cómo se espera que construyamos experiencia si no se nos permite entrar al campo laboral? Queremos el mismo salto de fe que le dieron a Espejo, pero sin la barrera de los años de servicio como requisito excluyente.

El abandono del Estado y la resistencia bibliotecaria

El bibliotecario ha evolucionado con el tiempo, pero el Estado no ha evolucionado con nosotros. Las bibliotecas son minimizadas, silenciadas y olvidadas en las políticas públicas. La falta de inversión y reconocimiento deja a los profesionales del área en una lucha constante por visibilizar su labor.

Sin embargo, no nos rendimos. Como los cactus en el desierto, los bibliotecarios nos adaptamos al entorno y encontramos formas de seguir creciendo. No solo organizamos información: la interpretamos, la hacemos accesible, la democratizamos. Estamos en todas partes, aunque la sociedad aún no nos vea.

El bibliotecario de hoy es más necesario que nunca. En un mundo donde la información es poder y la desinformación es un peligro real, nuestra labor garantiza el acceso confiable y estructurado al conocimiento. No basta con reconocer nuestra existencia; exigimos condiciones para ejercer plenamente nuestra profesión. No solo queremos estar en el margen del sistema, queremos ser parte activa de su transformación.

El Día del Bibliotecario Ecuatoriano no debe ser solo una fecha en el calendario. Debe ser el punto de inflexión hacia una reivindicación real de nuestra labor. Es momento de que el Estado y la sociedad nos reconozcan por lo que somos: profesionales esenciales en la construcción de una sociedad informada, crítica y con acceso equitativo al conocimiento.

Feliz Día del Bibliotecario Ecuatoriano 

Autoría: Kira Giler. Lic. Bibliotecología, Documentación y Archivo, Fundación Cultural Clave


Déjanos tus comentarios